lunes, 26 de abril de 2010

Diario HOY

LA NOCHE SIGUE HACIENDO RUIDO
Han tenido que pasar más de 20 años para que los locales de la Madrila comiencen a insonorizarse y así adaptarse a la nueva ordenanza. Ya se han dado las dos primeras licencias de café concierto, pero es dudoso que el ruido deje de ser un problema
25.04.10 - 00:09 -
J. J. GONZÁLEZ |

ESTE debate es en Cáceres casi permanente, tan antiguo que se puede decir que es hasta aburrido, aunque estemos hablando de diversión. Es el problema de siempre y está enquistado en la capital cacereña, como en otras muchas ciudades de España. El conflicto parece irresoluble. Se trata de una ecuación endemoniada, armada con dos factores condenados a ser eternamente antagónicos: el derecho al descanso y el derecho a la diversión. ¿Pueden las leyes y las normativas municipales garantizar la deseada síntesis?
La respuesta a esta pregunta es que sí. Claro, que para ello es necesario, en primer lugar, cumplir las normas. Y la respuesta a esa pregunta es negativa, es decir que no hay solución, si los poderes público no aplican con rigor sus propias normas. Y esto es lo que ha pasado en los últimos 20 años, en Cáceres y en muchos sitios, donde los vecinos se han puesto en pie de guerra hartos de sufrir el martillo del ruido.
Ahora, la capital cacereña se ha dotado de una nueva ordenanza que unos, los pacientes vecinos, ven como la normativa del silencio y otros, los hosteleros y los clientes, como la normativa del ocio. En realidad se trata de la nueva Ordenanza de Protección del Medio Ambiente en materia de Ruidos y Vibraciones. Como se ve, el propio nombre indica que no es una normativa sobre el ocio sino lo contrario: sobre la protección del descanso. Y es que, a diferencia de hace 20 o 30 años, la sociedad contempla ahora el ruido como una agresión al medio ambiente. De hecho, el descanso es contemplado por los tribunales donde se han visto causas por denuncias de vecinos, como un derecho que merece ser protegido. Este cambio de actitud de la sociedad no es baladí ya que ha servido de espaldarazo a los tribunales que han fallando a favor de los vecinos y han condenado a propietarios de locales y a gobernantes como responsables de un delito contra el medio ambiente. La sociedad, pues, ha cambiado y ya no es cómplice, o no tanto como antes, de la dejación de funciones de los poderes públicos en la lucha contra el ruido. La permisividad en favor de los excesos ya no está de moda.
En Cáceres la nueva ordenanza del ruido llega en este nuevo clima social, pero la efectividad de su aplicación todavía plantea serias dudas entre los residentes de las zonas afectadas por las molestias del ajetreo nocturno, principalmente la Madrila. Asisten descreídos a la entrada en vigor de la ordenanza y hay un colectivo, la Asociación contra el ruido, que la ha recurido en los juzgados. Cree que no sirve para nada y que el Ayuntamiento y la Junta siguen haciendo dejación de sus funciones, como en los últimos 20 años con la anterior ordenanza y con las leyes y normas en vigor.
Nuevas licencias
Sin embargo, hay que reconocer que la aplicación de la ordenanza, aprobada hace un año, ha dado esta semana sus primeros frutos: un local de la Madrila Alta ha estrenado su nueva licencia de café concierto, para lo cual ha tenido que hacer una importante inversión en materia de insonorización. Otro de la Plaza de Albatros también ha conseguido licencia y habrá de estar debidamente insonorizado.
Sólo por esto, se puede decir que la normativa ha surtido efecto, aunque todavía no ha acabado con la picaresca de los locales que reabren a las 6 de la mañana como si fueran bares de desayuno. Además, todo puede ser un espejismo si continúa el desmadre de los horarios y si al final se convierte en un 'coladero' para que otros locales pasen de ser pubs a cafés-concierto con la sólo pretensión de ampliar su horario y de poder cerrar tan tarde como las discotecas, a las 5.30 de la mañana en vez de a las 3. Éste es el objetivo que se plantean, en realidad, muchos hosteleros, y no tiene nada que ver con inquietudes culturales o musicales. En todo caso, resulta llamativo que hayan tenido que pasar 20 años de los famosos disturbios de la Madrila para que los locales comiencen a insonorizarse. Bienvenido sea, aunque me temo que la noche seguirá haciendo ruido. Mucho ruido.

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